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unhogarenlosabismos

Marus in the train

Aquella vez sí que supe, cuando vi como irrumpía la avalancha humana por las puertas del tren, que era ya demasiado tarde para mí. No existía ninguna posibilidad de huida o maniobra, al menos ninguna que no me pusiera en ridícula o violenta evidencia, o terminase por dejarme trastabillado o arrastrado a merced de la tromba de usuarios,  que arreciaba en aquella primera parada  que hacía en mi itinirario diario el ferrocarril. Tome aire con secreto arrojo, decidido a sobrellevar,  con heróica templanza, el abordaje.  Luego me escabullí como pude de todo aquel revuelo de voces,  codazos y  miradas curiosas zambulléndome hasta el fondo de las páginas de mi periódico, que sostenía en lo alto como si fuera un improvisado biombo de papel. Ellas, por supuesto, iban en la avanzadilla de aquel regimiento de estresados insomnes,  con cara de haber pasado una tormentosa  noche con el paciente del Dr. Frankeinstein.  O de llegar siempre fatal y presas del rencor más atrabiliario e indiscriminado a fin de mes.  "Es sólo que han tenido que madrugar mucho", me decía a mí mismo una y otra vez,  por ver si volvía la serenidad y el sosiego de nuevo a mí.  Pero todo esto,  en realidad,  formaba parte de mi laborable y liviano rito de aceptación cotidiana de la Humanidad, en general y en el fondo tendía a parecerse mucho a un tierno cuento de Mr. Disney por comparación,  si aquellas mujeres estaban cerca del lugar.   De hecho, lo primero que se oyó nada más abrirse las puertas fue su estallido afanoso y guerrero de su diaria y marcial arenga. Y  un instante después pude ver   como asomaba enhiesto un energético brazo de quien debía ser su capitana  apuntando con su afiladísima uña muy roja en mi dirección.  Y  al instante todo el colectivo entero se vino hacia mí,  compacto y decidido en una sola y muy bien organizada arremetida, como si fuera el cuerpo de una sola mujer, como si fuera la embestida mortal de una extraña,  y algo descoyuntada,  bestia de cinco pares de pies. Una  gigantesca y furibunda bestia que se encontrara  en la época de disputarse a muerte con sus enemigos la propiedad de un territorio imprescindible para poder sobrevivir. Por supuesto disponían de por lo menos treinta metros más de vagón,  con las mismas o mejores posibilidades de acomodo que a mi lado,  para celebrar su matutina asamblea pública.  Pero debería flotar en el aire aquel día cierta atmósfera propicia a la telepatía más instintiva y despiadada.  De esta forma sólo se puede entender que pudieran  olfatear al unísono conmigo desde el primer segundo mi nula capacidad de escapatoria. Recordé con nostalgia casi plañidera como una mañana de hacía un par de semanas, en la que el tren respiraba mucho más desahogado, yo tuve tiempo y reflejos para levantarme de mi asiento y desplazarme, casi sin que nadie se diera cuenta,  como si fuera un vertiginoso resorte de feria,  al  otro extremo del vagón, incluso una decima de segundo antes de que las marus se enfilasen en mi dirección.  Pero  ahora recordaba con melancolía como  aunque  en mis anteriores trayectos  me había acompañado también el horrísono sonsonete  de sus tertulias, que  perforaba todos los rincones del aire con posesiva y amenazante avidez, éste  llegaba a mí ya con cierta sordina, como un rumor   amortiguado por su lejanía y la proverbial aglomeración del pasaje,  que yo utilizaba como muro protector, como  si fueran sacos terreros de barricada o trinchera indispensables para poder yo continuar con la lectura de mi diario y de paso sobrevivir.  

Pero aquella mañana se habían acomodado justo en torno a mí, que  viajaba sentado, adjudicándome las marus,  por espontánea y muy soterrada unanimidad,  cierta función, no sabía bien si de piedra de toque,  donde ellas pudiesen experimentar y pulir,  muy a flor de mi piel,  los efectos descarnados de sus corrosivos comentarios, o adjudicar cierta función a mi presencia, decía, de mera mesa camilla,  que hacía a la vez los servicios de florero y velador.  El caso es que parecía que estuvieran muy dispuestas a aprovechar que aquella mañana había comparecido  su auditorio especialmente muy recargado y sumiso por la agobiante falta de espacio y el ambiente como de naufragio absurdo e insomne que destilaba el pasaje en general. Y  sin hacerse de rogar nada entraron todas de golpe y a destajo en materia.  De esta forma,  una mañana  más,  los oídos de la concurrencia empezaron a ser regalados con el popurrí de sus minuciosos análisis sobre las últimas crónicas fucsias y carmesíes recién desbragadas en el Reino, entreveradas siempre, por aquí y por allá, de los más oscurísimos y renegridos sucesos de las crónicas negras del horror y la calamidad,  que habían escupido las televisiones la tarde anterior.  Pero aquella mañana, no sé por qué, parecía que subiesen de todas las estaciones en las que paraba el tren viajeros con inaudita profusión y  el aire y el espacio desparecían  a velocidades infernales a nuestro alrededor. Pero aquellas mujeres, muy lejos de arredrarse,  o de comedir lo más mínimo el tono sórdido, rijoso y vocinglero de su serial, parecía qeu recibiesen cada vez más exultantes, como si fuera un exito personal suyo de su convocatoria, a las ingentes riadas de usuarios, que por allí se iban colocando a medida que llegaban, como buenamente podían y al inevitable alcance de su radio de influencia, o de conferencia, tal vez debería decir. Yo por mi parte me escurría en mi asiento con toda mi arte contorsionista del que soy capaz, intentando aislarme con la misma desesperación, tanto del espanto que me causaban sus sórdidos cotilleos, como del feroz ardor que parecía imanar de aquella enorme mama que llevaba ya un cuarto de hora amenazándome,  haciendo  amagos cada vez más contundentes y cercanos, con  incrustrarme hasta el fondo de mi oreja (hasta la Trompa de Eustaquio, por lo menos)  su pezón.  Miré para arriba de refilón por uns instante a su dueña, quien con sus mejillas muy recargadas de colorete y mostrándose muy exaltada y atrevida en la compañía de su camarilla, se sonreía para dentro tras sus enormes gafas y con la mirada perdida en un ensimismamiento que a mí se me antojó un tanto trasnochado y obsceno, al menos para la hora demasiado temprana que era y el lugar. También podía percibir como de forma paulatina, pero sin pausa,  se inflamaba cada vez más cerca de mí su respiración.  El caso es que la Maru por momentos, y supongo que mi asediada susceptibilidad algo tendría que ver,  empezó a recordarme mucho una visita que le hice en el zoo a un búfalo que debería estar en su época de apareo con toda seguridad. Parecerá muy exagerado o bestial, pero en las emociones y los sentidos no podemos mandar, y además entre la Maru y yo no había ningún foso de seguridad.  Luego sucedió que,  ante la inminente parada en la siguiente estación,  una vez más el tren empezó a descender de forma muy suave su velocidad.  Pero  no sé cómo se las arregló la maru  para atribuirle al convoy, y  con toda campechana naturalidad del mundo, un vaivén inhóspito y brutal. El caso es  que dio de pronto  un tremendo y obelisco meneo,  que acabó estampándome sobre mi cara  aquella mantecosa lava volcánica de sus pechos con la que en ningun momento me había dejado de apuntar. Un   estampamiento mamario demasiado irreductible y prolongado  como para que,  desde el primer momento,  no hubiese sabido que ya no podría emerger de él  con naturalidad y como si no hubiera pasado nada y continuaando  mi resto del viaje con un mínimo  de tranquilidad y pundonor.            

-Pero aquí en esta estación se bajará mucha gente, porque aquí ha habido como un corrimiento en el pasillo- dije de pronto, y como si mi comentario formara parte de una conversación,  de paso que me levanté de súbito, haciendo una suerte de virtuoso tirabuzón hacia arriba para no chocarme con nadie, y volviendo de inmediato a tomar asiento. Pero en la retina se me había grabado a la perfección la estampa de sus maliciosas sonrisas y de la  hipócrita inadvertencia que simularon todas ante el nuevo y prodigioso escorzo que tuve que ensayar al sentarme  para ponerme a salvo del cerco mamario y marujil en general.  El caso es que no parecía que estuvieran mucho por la labor de querer darle a mi reciente pingaleta una interpretación distinta a que se tratase de una especie de presentación de mis respetos y saludarlas con aquella extraña, espontánea y alocada jovialidad. Y para colmo de agobios  del atestado pasillo al final no se bajó nadie en aquella nueva estación.  Pero de pronto sentí como si recorriese un soplo de aire fresco y misterioso por mi ánimo.  Acababa de vislumbrar entre el coro de marujas,  y a unos pocos metros enfrente de mí,  a una muchacha espigada con traje negro, que me observaba absorta en un místico ensimismamiento,  mientras parecía penetrar,  con extrañísima placidez,  todo mi ser  con sus diminutas y afiladas pupilas de ave. Su efecto sobre mí fue tan tonificante que de inmediato me sentí revivir y,  muy animado,  me dispuse a darle un urgente y despreocupado estiramiento y planchado a mi muy arrugada y encogida dignidad.

-¿Y no podría usted, por favor, procurar eharse un poco menos sobre mi asiento?- le inquerí,  con un tono muy educado y despreocupada naturalidad,  a la maru que seguía golpeteándome  mi oreja con sus mega mamas volcánicas cada vez con mayor destreza y familiaridad.

"¡¿Qué pasa, qué dice?!"   "¡El caballero, que parece que le ha entrado de pronto miedo a quedarse sin aire!"   "¡Respire,  respire tranquilo,  no vaya a quedarse sin aire, caballero!"   "¡Uy,  cuidado,  que le da yuyu,  que le da yuyu,  al caballero!"    "¡Hay que ver... Cómo venimos todos aquí...  y ahora el caballero ahí sentadito,  parece que le va a dar  miedo de que la gente se le vaya a arrimar!"   "¡Uy, que se le corta la respiración!"   "¡Claro, es que como nos echamos  todas sobre él!"   "¡Yo flipo,  yo es que flipo con el tío este!"

Había un adolescente  delante de mí,  que en lugar de solidarizarse conmigo, o siquiera comprender lo injusto e inexcusable de mi situación,  se sonreía mucho de medio lado, regodeándose en el  burlesco escarnio  que  aquellas  mujeres hacían sobre mí. Ni siquiera me miraba,  como si diera por hecho que sólo sobre un mindundi,  o especie vergonzante e inmunda de usuario de tren se podría desescombrar tamaño cachondeo y desdén.      

Abundaban mucho las mujeres en el aglomerado de gentes que se hacinaba en el pasillo del vagón.  Y de este aglomerado de pasajeros me llegaba su  risa coral sin cesar, y no sin  ciertos acompasamientos encrespados, que parecían fluctuar por momentos entre el rugido asesino y el más atroz rencor.  En cualquier  caso todo el mundo parecía celebrabar en el pasillo con salvaje sorna cada una de aquellas  chanzas y soflamas de las marus que me ridiculizaban.  Por un minúsculo resquicio que encontré entre los apéndices mamarios de la maru,  volví mi mirada hacia ese emplasto de gente del pasillo y me pareció contemplar que todas sus dentaduras se batían en un estruendo  de risa e insoportable ferocidad. Otras mujeres sentadas a mi alrededor permanecían  con sus rostros sumidos en un hieratismo pétreo, impenetrable, casi  abisal.  Parecía que de pronto existían dos corrientes sociales  o razas que no  se pudieran entender, la masa del pueblo que iba de pie y la minoritaria aristocracia que iba sentada.  Por lo demás, la joven del misticismo de ave parecía contemplarme ahora abstraída,  como si yo fuera un animal extraño que fuese trasnportado en aquel tren  por algún incomprensible  ensañamiento de los dioses o algún fatídico y mortal error. Pero yo me reanimé de inmediato con sólo verla y me desentendí de todas las burlas y  puyas de aquel quinteto de la muerte con mucho coraje y determinación.

Unos minutos después aquel cubil rodante llegó a la siguiente estación y empezó a aligerarse de forma ostensible de humanidad.  Y cuando aun no había empezado a resoplar de alivio al ver desaparecer por la puerta a las marus ante mí,  se asomó de pronto una de ellas muy enrabietada , intentando intimidarme con el filo terrible y rampante de sus enormes uñas rojas y el salvaje temolar de sus rubias mechas de tigresa.  "¡¿Ya se ha quedado tranquilo, caballero?!   ¡Aproveche para respirar bien, aproveche!   ¡Eso, ande, lea, lea, el periódico!   ¡Cómase las letras!   ¡Ustred coma, coma letras!"        

Poco después al bajarme en mi parada,  creí percibir cierto atisbo de interés y curiosidad en la chica del traje negro,  cuando se cruzaron por unos instantes nuestros ojos al caminar  uno al lado del otro por el andén.  Y otra vez me sentí de súbito muy animado al  verme ya fuera de peligros mayores y regodeándome en la jornada que,  felizmente aburrida y rutinaria,  se brindaba ante mí.

Naturalmente a la mañana siguiente tomé mis precauciones. Decidí llevar el asunto todo lo lejos que hiciese alta. Y hubiese ido más lejos aun si hubiera tenido más vagones el tren. Con cierta medrosa excitación, y mi dignidad aun un tanto temblorosa y malherida, opté por darle la vuelta por completo al asunto, por así decir. De tal forma que en lugar de subir al primer vagón del convoy,  como era mi costumbre, intenté exorcizar todas mis aprensiones buscando mejor suerte en el último.  ¿Qué suponía gastar una pequeña calderilla de mi dignidad cuando estaba en juego que la perdiese toda a raudales,  o quién sabe si hasta librarme de un linchamiento o,  incluso, algo mucho  peor? 

Ocupé pues mi asiento en el último vagón y comprobé con mucha satisfacción que éste aun se llenaba de menos viajeros en esta estación inicial de mi diario itinerario. Y por si fuera poco, en la siguiente parada, en lugar de subirse las marus como eracostumbre, lo hizo la chica de la mirada de ave.  quien se sentó bastante cerca de mí.  A mitad del viaje se puso a mirarme  con mucha calma y seguridad.  Y entonces comprendí. ¿Cómo podía ser tan tonto que no me di cuenta antes? La chica del traje negro también había llevado el asunto muy lejos. También le había dado  la vuelta a la situación.  Ella también había cambiado aquella mañana de vagón, eligiendo  justo el de cola como había hecho yo.  Muy probablemente para evitarse tener que volver a verme sufrir tanto como ocurrió la mañana anterior, pensé.  Entonces sentí tal emoción por mi descubrimiento que me pasé todo el viaje musitando un alegre tarareo,  mientras no dejaba de comer letras en mi periódico, una tras otra,  letras y más letras, como si fuera un bulímico adicto a la tinta que ya no se pudiese contener más. 

Pero la mañana siguiente vino acompañada de no pocas y ajetreadas sorpresas . Uno no puede apearse cuando lo desea de este mundo a lo Groucho.  Entre otra cosas porque nunca parece que haya nadie lo suficiente amable o importante como para querer o poder  pararte  el mundo para ti.  Por no poder,  ni siquiera a veces parece posible que uno pueda apearse de un simple tren de cercanías cuando más necesitas hacerlo.  Pero si lo intentas con todas las fuerzas tal vez si lo puedas conseguir. 

Sí, las marus volvieron a irrumpir en mi vida otra vez. Y lo hicieron detrás de mí por una puerta no demasiado alejada de mi asiento y con esa rencorosa euforia y ansia de devastación  que sólo los seres más desalmados y contumaces pueden albergar en su enfermo corazón.

-¡Aquí, aquí! ¡Chicas, aquí! ¡Vamos, vamos! ¡Aquí, rápido!

Muy sobresaltado me asomé por encima de mi periódico sin poder dar crédito. Pero la situación no parecía muy halagüeña, que digamos.  Vamos,  que todo parecía indicar que no me podía andar precisamente con demasiados escepticismos sobre la cuestión.

Sólo entraron dos marus en el vagón. Se conoce  que,  tras su fracaso en localizarme la mañana del día anterior,  y en aras una mejor eficacia en su  misión, se dispersaron en varios comandos. Y  muy eficientes y exitosos,  por lo que acababa de comprobar. Así que sin perder ni na instante se precipitaron con inusitado ardor bucanero hacia donde estaba yo.  Por supuesto que a continuación pretendieron trivializar o disimular su abordaje como podían, supongo qeu  con la excusa de que estaban libres los asientos de mi alrededor. Pero este detalle circunstancial, el que hubiese espacio libre a mi alrededor,  no era más que una insultante y vejatoria pamplina de muy mal gusto para mí.  Pues no sería porque no hubiese un buen número de asientos libres aquel día en otros lugares del vagón. Y en todo caso,  aquellos intentos trasnochados y absurdos de hacer pasar por natural  o casual nuestra situación,  sólo conseguían acentuar el carácter perverso y sádico  del calculado asedio que habían tramado contra mí.  Así que,  no bien se acababan de sentar junto a mí las dos marus, yo me levanté con muchos reflejos y  rapidez.  Yo por mi parte también intenté darle el mayor aire casual e impersonal posible a mi estampida.  Pero tampoco tuve demasiado éxito, como comprenderán.

-Gracias, caballero- aun le dio tiempo de soltarme a la maru de los coloretes y las ubres vacunas,  con toda la resentida y venenosa sorna  de que era capaz. Que era muchísima, la verdad.

Yo por mi parte recorrí mi camino hacia alguna de las  puertas de salida del vagón a toda velocidad.  No sin dejar de lado mis  simulaciones de  ser presa de algún  olvido o despiste.  Sólo por fastidiar a las marus, claro está.  Bueno, y también, supongo,  porque alguna vergüenza torera también me daba huir de una forma tan despavorida  y  atropellada.  Después de todo sólo eran un par de  marus. O sea, que también puse  mucho cuidado y mano izquierda ala vez, para que no se sintiesen demasiado aludidos aquellos ojos que yo sentía con toda nitidez clavados en mi espalda inyectados de rencorosa ferocidad.  No convenía nada en absoluto exacerbar o azuzar demasiado en las marus sus naturales instintos de jauría, que ya de por sí estaban muy desatados, porque nunca se sabía cuando la cosa se podría poner fatal.   Por de pronto me observé,  con mucho asombro,  una gracilidad y un dinamismo en mi desconocidos. O que al menos  no recordaba haber tenido desde que tenía trece años de edad y caminaba por las ramas de los árboles como si éstas  fueran baldosas de un paseo marítimo,  o yo fuera  un mono muy ágil y apañadito de Madagascar.  El miedo no es que sea libre, pensé, además es que practicamente puede volar. Al menos si eres lo suficiente decidido o valiente como para echarte a correr como un loco delante de todo el mundo, sin ninguna vergüenza y pudor, ni miedo por el qué dirán.   Y yo creo que hasta  me llegué a sentir en algún momento levitar por el pasillo del tren. O que,   incluso,  no formase siquiera parte de la materia orgánica ya.  Y un instante antes de que se cerrara la puerta  logré salir del tren.  Aunque la verdad es que  todo fue tan rápido, tan efervescente y extraño que siempre he tenido dudas de si no la atravesé.  Pero tuve tiempo aun así de ver muy de soslayo a la chica de los ojos místicos, pero me pareció que volviese su cara al verme hacia el cristal de su ventana de al lado, como si estuviera muy indignada y dolida por lo sucedido. Y esta actitud suya, una vez ya a salvo en el andén, me llenó de entusiasmo y esperanza y alejó de mí todo susto y preocupación. Y, desde luego, no me importó nada tener que viajar de pie en el siguiente tren, que me llevó con cierto retraso a mi oficina, por lo demás.    

Ya en casa por la noche,  después de la cena, hice un concienzudo estudio de mi grave situación creada con las marus. Decidí  probar suerte en un vagón que estuviese situado a la mitad del convoy.  Me situaría en el lado opuesto al de embarque de los pasajeros,  para controlar mejor.  Me escondería además  detrás de toda la abertura que mi periódcio pudiera dar de sí.   Lo cierto es que a aquellas alturas de mi nueva vida de furtivo de las marus,  la antigua comodidad de mis treinta minutos de viaje en ferrocarril antes de que ls hubiese visto por primera vez, se me antojaba como el preciadísimo recuerdo de unas lujosas vacaciones en el Orient Exprés.

Aquella mañana todo en mi  viaje hacia la oficina transcurría  de maravilla. Yo iba muy cómodo en mi asiento leyendo mi periódico y no dejaba de celebrar,  aunque aun  con cierta temblorosa moderación, el gran éxito que había tenido mi nueva estrategia de subirme en un vagón a la mitad del tren. Pero a mitad de mi trayecto, y con el tren a toda velocidad,  de pronto aparecieron todas las marus por la puerta del extremo de enfrente  del vagón.  Me descubrieron enseguida, porque  yo creo que me conocían ya hasta por la forma en que me tapaba por completo mi periódico. Así que, como no podía ser de otra forma,  de inmediato todas las marus empezaron a dirigirse muy decididas hacia mí.  Y lo cierto es que en esta ocasión las marus exhibían un aire de bambolenate y temeraria intrepidez demasiado impresinonante para mí.  Yo creo que si las marus se hubieran bebido al desayuno varias botellas de whisky no hubiesen conseguido aparentar semejante melopea demente y brutal,  como era aquella a la que parecía inducirlas el constante vaivén del tren.  El arrojo y decisión, en cualquier caso,  con el que se dirigían las marus a mi encuentro eran de  tales magnitudes,  que aunque yo juraría que apenas me moví,  ni que dije nada,  me dio la sensación de que al menos ya medio pasaje se había enterado  de  mi ataque de pavor. 

(Continuará.)     

53 comentarios

Lonely Flipidor -

Pamie,
tus comentarios están muy bien cómo y donde están. Tú también tuviste mucho bueno para mí.
Nunca te invité a que comentaras mis textos... No, mujer... Te animaba como podía para que participaras escribiendo cómo y de lo que tú quisieras. No se me habría ocurrido nunca interrumpir tus comentarios y pequeñas historias.
Otro b so para ti.

Pamie -

Es más te sugiero que borres los míos que son bastante malos y si deseas elimínalos todos. :)
Otro b so.

Pamie -

Querido Lonely:

No soy buena para comentar textos porque ya sabes que no soy escritora y me parece muy pretencioso hacerlo, así que mi opinión no debe ser muy importante. Traté de hacerlo porque me lo sugeriste, pero no continuaré, tu tienes muchos amigos que lo pueden hacer y bastante bien.
Te deseo suerte y éxitos con tus proyectos.
Un b so.

Pamie -

Hola Lonely:

Ahora te hago mi comentario sobre las “Marus” que he estado muy ocupada de médicos y exámenes trabajando para ganarme unas plumas colipins de un ave intergaláctica única en el mundo que estaba buscando desde hace mucho me habían impedido venir a hacerte un sencillo comentario. El cual me asusta que te interese porque no soy un as en esto de las letras. Pero este relato es muy simpático de un hombre agobiado por todas las marus todas las mañanas dirección del trabajo. Por otro lado esa chica de negro te tenía eclipsado con sus misteriosos ojos eran los que realmente animaba tus mañanas desde el comienzo cuando le divisabas, esa chica con la que cruzabas la mirada y no había conversación, según tu, pero las miradas hablan mucho recuerda. Pero a ella también le llamabas la atención, de hecho te miraba siempre, no le eras indiferente, quien sabe si ella no estaría pensando lo mismo que tu y siempre tratando de coincidir contigo por las mañanas. Que todo parece indicar que era lo bastante discreta para que no te percataras de sus planes. Creo que la chica de negro es la salvación de los agobios de todas esas “marus” de protuberantes “delanteras” podían acabar por dejarte sordo más que asfixiarte si vuelven a introducir alguna de sus delanteras en tu trompa de Eustaquio.
Me ha gustado la chica de negro, ella si. No la pierdas de vista. Y en cuanto tengas la oportunidad cruza alguna frase con ella inventando cualquier pretexto. Verás cómo ella también estará sorprendida de tu descubrimiento aunque yo estaré celosa. Ya sabes que lo soy, así que me he preparado un plan, pero no te lo contaré en este momento regresaré luego y te lo contaré :)
Un beso.

P.D. ¡Ah! y no temas por los ipsss porque ya te he explicado lo que sucede y mi truco para que compruebes que soy yo...

Anónimo -

Querido Lonely Flipidor.
Hace unos días te felicité por tu cumpleaños, pero no me dijiste si era o no, ese día, y me desorientaste si deseabas que te felicitáramos o no, dadas las circunstancias. Pero ya sabes que yo siempre te preparo algunas trufitas.
Sea o no, haya sido o no, te deseo siempre lo mejor. Ya lo sabes.
Y en realidad cuando tenemos dudas creo que un día único es lo de menos sino el día a día.
Un beso.

Anónimo -

¡Qué barbaridad más bárbara!
Ya ni flipando puede expresar lo que siente, un cerebro de saldo.
El desasosiego está derivando de la angustia al desamparo. De la duda a la envidia .De la frustración,al "quetecojodelcuello" y te hago un exorcismo a ver si así me entero de algo.
Vuelvo a los abismos. Que no puede ser , que me atrae lo oscuro y negro. Que dos, y tres y cuatro , y cinco veces al pozo. Con los dientes escarbaría en ese cuello que no me deja ver la luz del cielo. Ay, mare de mi vida, que perezco por esa luz..y nada,que sin querer morirme me matan y me muero.
Y ahora para rematar el duelo una ,dos , tres o cuatro Lolas escriben que derriten hasta el mineral más duro que escondido esté en el más profundo subsuelo..
Dios de mi vida...¿Se notará mucho que una gota de agua está mojando mis dedos?.
El papel ya está mojado y la tinta se ha corrido, y yo estoy que no me hallo, porque lo bello me ponen de punta los vellos....
¿Qué remedio me recomiendan por estos pagos?
¿Me vuelvo a mi bañera , la lleno con el agua de mis ojos y me tiro una escena a lo "Cleo"?.
¿Me olvido del "Flipy" este que obsesionaba con las ubres de las "marus"?.
¿Le silbo a Milú y me convierto en el Tintín del "Secreto del Unicornio" ,luchando poor descubrir quién es el fantastico Antonio??....
Ayyyy,que ya no puedo..
¡Flipidor de los demonios echame una mano!.Y mira, no hagas caso al que te niegue los caramelos,que no te hace falta para nada el azucar de los "sacarinosos", que "toitoentero" eres un chupachups con sabor a coco.
Y el que no quiera verlo es porque es un ciezo.
Pero por los clavos de Cristo, Lonely de los abismos , no me mientas a esos bichos (trolls) que se me vuelven a erizar los vellos . Ahora de puritito miedo.
Yo salgo de aquí pitando,que siento como el hueso me está noqueando.
Seguiré siendo el mendigo que pide luz a la puerta de un ciego.

Lonely Flipidor -

Marian,
me gustan las "flores". Y ni siquiera las malas hierbas son para mí malas, sólo víctimas de la ignorancia y maledicencia.
Y hasta al chucho o troll ladrador se le da aquí su hueso. Aunque sólo sea con él en la cabeza.
Si la gente se pone cómoda yo estoy cómodo. Y que diga lo que quiera. Y si es algo malo sobre mí eso ni a Mr. Murdoch ni a mí nos importa gran cosa, ni pequeña, ni nada. Está fatal decirlo, pero tenemos Murdoch, el espíritu de Gutemberg y yo mismo un poquito de grandeza.

Marian -

Muda he estado y me temo que, pese a mí, muda quedaré algún tiempo, que si lo primero fue efecto de mi asombro o confusión lo segundo es obra de un extraño conjunto de causalidades que se producen entre mi procesador de textos y su cierta incompatibilidad entre la rapidez, no demasiada a que engañarse, con la que pienso y la lentitud con la que escribo.

Y hablo de mi confusión porque el amoroso acoso de las Lolas, no sé cuántas Lolas, la que es, la que no es, la que reclama, la que agradece y la que entre sus vicisitudes domésticas confiesa tener empapelada las paredes de las efigies variantes del Lonely blogger, a más de alguna rústica, me han despistado. Tiempo me ha llevado comprender que Lola pude ser un genérico, tal que el “maru”, para identificar a esas parlanchinas y tiernas admiradoras que sumergen al amo de este hogar, cuando viaja, entre sus protuberancias …

Yo es que me siento como de más, aislada, necesariamente camuflada en algún recoveco de algún abismo, ante el empuje de las amorosas damas y el ataque de los poco circunspectos caballeros, que no sé si Antonios o anónimos un poco bisexos…

A mi me gusta como se escribe el flipador sus relatos. No sé si realmente ya he alcanzado el grado de imbécil o simplemente me limito a jugar con el ritmo y balanceo de sus palabras. Y me divierto, algo que parece grave en esta galaxia. Pero, mientras nadie me lo impida por aquí deambularé, discretamente, eso sí, y sin ánimo de interferir. Que, posiblemente equivocada, picoteo en muchos blogs por aquello de la variedad y el gusto, aunque no gusto de pleitos entre cosas incomparables que se comparan.

Solo me pregunto ¿caerá este blog-refugio en la costumbre tan extendida del chalaneo e intercambio de flores? ¿se agitará ante los, al parecer imposibles de evitar, “tu me dices-yo te digo”?... ¡O duda!

Simplificando, que a quién dios se la dé san pedro se la bendiga. Digo yo.

Heidi -

Digo yo que Antonio también tendrá sus enamoradas. Seguro que alguna progre con chirucas le añora cuando se va de parranda, y pondrá un vinilo de Jarcha para evocarle.

¿Por qué siempre me gustan los macarruzos? Y luego todo se pega, hay que ver.

Portate bien, Lounly.

Lola, ahora sí -

jajajaja
¿Qué haces toda la noche por ahí, sinverguenza? Has bebido. No lo niegues.

Tu Lola -

Ya estoy de vuelta del piscolabis que finalmente ni siquiera he asistido porque se me hizo tarde y llamé por teléfono y mi amiga se acababa de marchar de la celebración. Cómo lo lamenté. Así que la veré mañana en una entrevista que le va hacer a otra Premio Nobel de Zapatillas y la he invitado a comer a casa con Pierre aunque él no está en ‘Yo-bregat’ sino en una masía haciendo un trabajo que no pudo hacer cuando las elecciones.
Como al final no he salido, no le pude comprar su regalito y no sé qué darle. Había pensado darle un buen libro u otra cobija igual que la mía que no pesa mucho para llevarla en la maleta. ¿Qué me aconsejáis?

Por cierto Antonio qué quieres decir con lo del '¿flipador incontinente?' ¿Cómo lo sabes? Porque me parece que Lonely Flipidor suele ir ‘lonely’ al baño, y también creo que ‘flipi-door’ para que no lo vean, así que no me vengas ahora con que has estado con él porque esa mentira si que suena a tufote Antoñino. Y aunque a mi no me ha contado nada de sus intimidades, se le siente muy hombre en esta ensalada de letras y si es 'in'continente me gusta aún más porque no es 'out'-world, o sea que puedo estar más segura de que no se trata de un extraterrestre, aunque no me extrañaría con tantas genialidades que tiene.

Antonio -

“Autor: Dr. Feelgood
Toñito:
hiede usted demasiado. “


Flipador: Este es tu blog. No tienes por que esconderte bajo otros nombres o seudonimos.

Dr. Feelgood -

Toñito:
hiede usted demasiado.
¿Ha elegido ya su modelo en la funeraria? Porque creo que le hago un gran favor si le digo que huele Ud. a podrido demasiado. Apesta, vaya, que lo sepa. Porque usted parece que no se huele.

Antonio -

Lolita está enamorada del flipador incontinente. Pero como que me suena más a una fantasía, de esas que se inventa él mismo. No sé, es que el estilo lleva cierto tufillo a flipante.

Tu Lola -

Finalmente voy más que tarde al piscolabis de lo que creía pero no he querido marcharme sin echarle un vistazo antes a tu recomendación cielo.

Por cierto que el compromiso es con una gran amiga que vino de Madrid hasta el 'Yo-bregat' con el novio periodista que trabaja en el diario 'EL Júpiter' o 'Los Mundones' que no me suenan de nada ¿ y a ti?

Han llegado para filmar la campaña publicitaria del candidato Premio Nobel de Patinetas y se regresa a Madrid el martes aunque el novio ya se marchó ayer en el tren de las 6, vinieron con un Pierre de La Rochelle que es el realizador del video. Pero se regresan ya porque no juntaron los 8 votos para pasar al pedestal con camiseta amarilla en octava vuelta.


El caso es que he leído mi amadísimo Lonely con rapidez los comentarios y los he pegado. Los he leído por encima para ahora marcharme pitando. Luego te vendré a hacer los comentarios que deseas cielo.

Solo de momento te adelanto que tienen buena pinta y que me he reído un montón de lo que delira Antonio, porque es mussshooo mááá de lo que creía.

Me han llamado mucho la atención ciertas cosas me han impresionado varias de las famosas coincidencias que son simpáticas y extrañas. Porque parece que alguno haya reencarnado de ultratumba.


Y a Antonio le agradezco sus consejos pero yo sé quién y cómo es mi amado Lonely Flipidor y sepa que si me marcho de este blog desfallezco y si él se marcha también lo hago y si se marcha de su blog a usted también le va a suceder lo mismo. Mire que se lo he advertido también con amabilidad y causa de conocimiento.

Y por supuesto que existo hasta dónde podíamos llegar ya con el 'ninguneo' vamos. Pero tampoco le daré mi D.N.I. para que me crea. ¿En qué cabeza cabe que no puedo existir tan enloquecida por este hipnotizador de corazones?


Aquí me siento cómoda y aquí dormiré a la vuelta en el techo de este hogar para cuidar a mi Lonely que debe alimentarse de menos chocolates y comer más frutas, dormiré envuelta en la cobija como nube que me he comprado la semana pasada para no bajarme del cielo y seguir flotando pensando que my Lounly Flipidor anda cerca y que si tiene frío queda un espacio en la cobija para que se acurruque ahora que viene la luna llena y podremos verla con placer.

I’ll be back in a while. ;)

Lonely Flipidor -

Muchas gracias, Lola, de todo corazón.
No te digo más. De todo corazón.
Ahora no puedo leer, pero algo he visto y me ha gustado mucho. Te quiero leer cuando esté mejor. Necesito ahora mismo irme ya.



He dejado mi testimonio en el blog que tú ya sabes. En ese del que viene este Antoñito el Fantástico, que ha decidido hacerme de chucho de compañía aquí. Bastante ladrador.
Fíjate que empiezan mis posts antes de los 4 finales, que me metieron alguno extraño en medio cuando yo me estaba pensando cómo "enmaquetaba" el asunto.
Creo que te gustará.

Tu Lola -

Soy yo de nuevo amor, si y es para pedirte disculpas por mis erratas de antes y repetirte que soy yo la de antes pero que tengo mala puntería en el conteo porque se me desbarataron los segunderos. Tu me entiendes y si ahora sale bien es de pura casualidad. Otro beso.

Tu Lola -

Si, mi siempre amado Lounly, soy yo amorsi, soy yo quien dice cosas desde la aurora madrugadora, cosas de …bnegada y con todas las ‘gadas’ que me salen disparando de esta tráquea potente de la que soy dueña y no solo a la hora del desayuno sino también del almuerzo, de la comida, del tentempiés ¡ah! y con esto del ‘….pies’ siento aún la caricia de tus besos en mis deditos y no se si me los lavaré jamás para no perder las ráfagas del aroma dulce que les llegaron de tus labios de los que se encuentran poderosamente impregnados.
Pero no temas que no iré a desarmarte y despellejarte en botijos de farmacia para conservarte a mi lado, que para botecitos de ensayos ya te tengo bastante estudiado y aunque no te alcance con las ‘niñas’ de mis ojos he aprendido a beberte en estas comidonas de letras que me dejan lo suficientemente saciada por estas temporadas, que no muy largas espero sean ya.

Así que gracias cielo porque me has hecho sentir como en una nube de la que no deseo bajar, es desde allí que me encuentro sentada con las piernas cruzadas tan elegantemente dobladas y bien hormadas como las he tenido desde siempre esperándote a ti, solamente a ti, escribiéndote esta misiva. Y vuelvo a decirte que si soy yo quien escribe de madrugada y a la hora que me absorben tus pensamientos y lo que me dé, porque constantemente emerges de mis poros desconsoladamente, sonriendo a veces, y picarón otras como un niño desorbitado y endiablado y otras más enfurecido y enredado que más vale seguirte divisando vía satélite solamente porque en cualquier momento te apareces con la scuadra de las brigadas disparando en todas direcciones por ver si me das con los mejores arpones de Smith & Wesson de los ká39s utilizados en La Marea naval y me sssssfumas de un soplo con esa energía que sacas de tus pulmones a pesar haberte tragado a diario 9 millones de chimeneas que debilitan cualquier pelotón. Pero de buen flash te trates de hacerlo porque no te conviene puesto que demostrado está que sin mí no podrás sucumbir. Y aunque a veces temo que me dejes abandonada en cualquier vía de la láctea te confieso que soy feliz cuando compruebo que no podrás hacerlo ya que te encuentras bajo los efectos amatorios que he preparado durante la última década y que la paciencia ha sabido solidarizarse conmigo dándome los óptimos sorbitos contagiosos de los que te encuentras contaminado.

Y he visto cielo que Antonio no se Marea y vuelve con más fuerza y halagos hacia mi persona por creer que te dejaré en la estocada, pero no amor

Así es que, te halles donde te halles en la mencionada lactosa de la vía, tu alma y la mía se han engarzado en las destellantes luces de aquella tarde que selló nuestras venas que se conducen hasta el centro de nuestros cuerpos y tan certeramente que ninguna pataleta puede desenmarañarlas porque pausadamente se enfilan hacia la eternidad para bien de ambos, te aseguro además que son bien dirigidos en la escala de esos ‘….rritmos’ placenteros en los que estamos sumergidos. Y tan bien sumergidos en todos los costados que ni el mejor de los Potteres creados podrán balbucear para hacerlos emerger. Aunque bien es cierto –y no creas que no me he dado cuenta porque hace mucho que me he percatado- de que has nacido con la rapidez más extrema de que puedan donar los Dioses encargados de ello a cuanto ser viviente se le haya permitido germinar en esta tierra, porque eres más listo me parece que 9 millones de Pottereses juntos, ya que me has hecho creer que soy yo la maga que ha creado las fórmulas y eres tu en tus noches insomnes que atrayendo mi imagen has hecho crecer tus genialidades en que te dedicas con ahínco ‘beiiiiby’ falsamente ingenuo a esta conexión.

¡Ah, siii, señooor!!! que no siempre soy tan tonta y lenta, esto último solo para leer libros lo cual te ha venido de perlas, que sino se me estarían ocurriendo muchas más desvariantes dardosas para defenderme de las varias veces dolorosas y acertadas metrallas lanzadas con tu puntería de cazador doliente y ofendido melómano del silencio.

El día de ayer (u hoy de mañanita) ha sido tan desesperado y tan stressado que mientras me dirigía hacia mi habitación, caminando por los interminables pasillos que hay, he ido dándoles la vuelta a cuántos retratos tuyos se encontraban sumida claro en el exasperado estado de incomprensión que poseía, y una vez llegada a la habitación sentí cómo alguna fuerza enérgica detuvo mi ‘m….’ y no he podido darles la vuelta al resto de docenas de imágenes que también bordeaban el espacio, y ya no se si es eso lo que me ha sstresado aún más que todos los tormentos vividos ayer que me he levantado aún más agotada. Sorpresivamente me he encontrado con que todos tus rostros se han dado la vuelta sin mi ayuda y me salen al paso risueños y en distintos estados de melancolía y/o de cabreo.
Casos y cosas extrañas que me suceden desde siempre, bien me lo dijo mi amiga la diputada del otrora Congreso Virreinado por Carlomagno el quinto: “Qué caaasssos te paaaaaaasssan amiiiiiiiiiga”. Y es que dices tantos trabalenguas con más energía que 999 chiquillos berreando en un parque de atracciones y pasas del biorritmo al decirritmo y al sexirritmo con más facilidad que todas las comadronas juntas en noches de luna llena. Si, te repito soy yo amor, ya sabes que mientras viva en este pueblito retirado de la ‘Yo-bregat’ no me queda otra que adapatarme a ese ‘….rritmo’ de las bregas después de que me descolocas, como hice anoche camino de mi perdición, digo, de mi habitación. Y tal parece que he llegado al ‘but’ de la locura pero no me extraña, cualquiera que ingrese aquí puede llegar ‘strait’ a cualquier desvarío.

Habría que estudiar el estado en el que se encontraba el Antonioti delirante en esos momentos de descargo y ver si no se encuentra actualmente en el cuadro de la enajenación después de salir de éste en el que se encuentran tantas quimeras escondidas y afortunados cupidos gorditos que lanzan sus flechas con certeras punterías.

Y así me percato perfectamente de que la ‘otra’ Lola quiere aparentar mi naricita respingona con la que he sido tan bien dotada y mis labios carnosos que me han supuesto el título de ‘Bassinger morena’ en el Colegio Mayor del Güadalupe al que fui reclutada para salvarme de tus aposentos perversos que insistían en devorarme despavoridamente cual perfumero desalmado fueses, con lo cual y por suerte, posteriormente fui trasladada a los Ríos de Rosas falsos que ni a medio pétalo toqué sino solo a su excitante aroma.
Ya concluyo amor, se que debes estar desconcertado con estas confesiones tan personales y que después de decirme que escriba cuan largo, ancho, colorido y gordo desee, pareciera que hipnotizada me llevaras directo con este ‘palmito pispireto’ que le llamas y que tanto me cuesta conservar en forma y fuera de tus malvados frascos de ensayo solo para que finalmente sean devorados por tus mágicas pezuñas azules ante el placer no menos agresivo de mi palpitar. Y con todo siempre me dirijo, cual chica momia, siguiendo tus órdenes a lo ‘Lonely Flipidor Bond’ como buenísima ‘vas-in-ger morena’ hacia los acantilados de las mayores de las perversiones a que tus encantos me llevan desde los emitidos vahos que rozan tus sensuales papilas gustativas, las mismas también yo poseo y que me llaman a un comprometido piscolabis del que ya voy en bastante retraso amor. Así que tampoco te preocupes si ves que las horas pasan y ni mi sombra hace señas, te dejo muchos varios de esos besos que mereces y has merecido en todos los momentos que he faltado y que faltaré. No desesperes porque el tiempo pasa ‘de prisa’ ya los sabes. Y sino, ya verás que a lo mejor el J.C. o el Antoniotti o alguno de los de por esos lares se vuelven a dar por aludidos de nuevo tan ingenuamente y se manifiestan con toda la furia cicatera y desgarradora de que son capaces, pero tú no dudes de mi inmortal sentimiento amor porque a donde vaya estarás en mis pensamientos mandándote mis más dulces caricias desde mis pies al infinito cielo.

Antonio -

Lola, (si de veras eres Lola y no el mismo Flipador):

¿Echar de menos?
Hope springs eternal!

Creo que todos en “La Marea” apreciaremos la ausencia del Flipador. Ojalá esta ausencia se extendiera a todos los demás blogs. Porque es cansino verlo aparecer aquí y allá con la misma monserga.

Lola -

Parece que se ha picado, el viajero del sombrero. Se apresuró a escribir otro post para hablar de su libro, je je. Te va a echar de menos, Lonely.

Antonio -

Anónimo:
La única atracción que tiene este blog es el morbo que se trae el Flipante solitario con el blog de “La Marea”.
El Flipante está cabreando incluso a sus mejores amigos y es que está pataleando como un chiquillo al que no le dan caramelos. Demanda una atención que no es merecida. Opina que escribe requetebién (no le hace falta abuela) y cuando se le dice que no, que escribe mal y aburrido pues le entra una irritación de muy señor padre, demostrando con ello una y otra vez, por todos los blogs por donde va arrastrando su lengua, que le falta madurez sicológica, o lo que vulgarmente se podría decir como que tiene que crecer y hacerse hombre y dejarse de niñerías.
Y Lola, admiro tu lealtad hacia este petulante ente, porque de veras que tienes que tener una paciencia bíblica para aguantarlo.

Anónimo -

Qué desespere!!
Qué desasosiego! ¡Que avidez de luz en este mundo de ciegos!!!.
¡Qué frustración tan grande tener un cerebro de saldo!!.
Me atrajo este blog como un faro en medio del oleaje ,y la espuma de su agua me envolvió en una angustia de la que aún no me he librado.
¿Por qué extraño motivo siento inclinación a meterme en los pozos sin fondo?.
¿Algún candíl podría arrojar una poquita de luz sobre este misero despojo que se hunde lentamente en este hogarenlosabismos???
¡Qué desasosiego!
¡Qué cruel tener sed y no dar agua al sediento!!!.
Este es el destino para los cerebros de saldo: perecer en los abismos. Perezco.

Heidi -

Te he dejado un regalo en La Marea, a las 19.38

Lola -

Si tiene usted mi e-mail, caballero, le invito a que me escriba, y así no nos hablaremos con la puerta abierta, a la vista de todo el mundo.
Mi vida se complica por momentos. Ya sólo me queda una hora al día para mí, como mucho. Chao.

Tu Lola -

Ha amanecido cantando el clarinero después del día agotador de ayer.
Un beso, ahora vuelvo.

Lola -

Hola, Lonely. Te voy a escribir una cita de el último libro que me he leído entero, Charlas de café, de Santiago Ramón y Cajal. Este hombre acudía a tertulias literarias donde había unas grescas tremendas, y dice esto:
"Como no seas brutalmente escarnecido e injuriado, a todo ataque virulento e injusto en la Prensa deberás contestar -si no prefieres el silencio- tres o cuatro días después. Porque el primer día mojarás la pluma en sangre, el segundo en bilis y el tercero en linfa. Y este líquido, símbolo de la calma y la pachorra, es la mejor de las tintas".
Pues eso. Como sigas exhibiéndote vas a tener muchas de estas, porque tú no eres vulgar. En ese estilo serás siempre minoritario. Yo leo bastante, y al principio no podía entrar en tus textos, pero después, entrando despacio y con ganas de leerte, que es como hay que entrar, y no hecho un basilisco, siento tus mismas sensaciones con nitidez, y admiro cómo las transmites, con riqueza y perfección.
No esperes que todo el mundo sienta igual.
Hoy comparando a Goya, pintor de cámara y Goya, sus historias, me he acordado de ti, a veces claro y real y otras complicado y onírico.
Yo escribo diferente en el blog de Juan Cruz porque es una tribuna pública, y esta es la casa de un amigo.
Besos.

Por la noche, yo, dormir y callar.

Lonely Flipidor -

Saludos, Lola,
ando muy averiadito, no te imaginas.
Yo creo que no aceptar el talento de los demás debe de dar muy mala suerte, Lola, aunque puedan existir muchas galaxias materiales (de las que se pueden tocar y cobrar) que te permitan situarte por encima.
Yo creo que por no reconocer el talento de los demás hasta se puede llegar a matar. Si no reconoces el talenmto de los demás sólo queda lugar para la neurosis y la perversión y tu lengua se puede convertir en un trapo que sólo denigra y calumnia.
La cuestión es que en PD sólo exhiben los últimos 40 comentarios, así que si estás por ahí harías muy bien en grabarlos por si ya no puedes leerlos más tarde porque los nuevos comentarios los han barrido. Hasta en esto son cutres. Periodistadigital, no el blogger en cuestión, que en esto no le queda otra que aceptar las normas.
Tengo tu correo, Lola. No sé si lo sabías. Yo me he dado hoy cuenta. Y he mirado las IPs por primera vez y es un lío. Tengo dudas a veces sobre quien escribe.
Graba los comentarios si los pillas a tiempo. Y sobre ir allí no es asunto mío, que a mí me gusta que la gente salga por donde quiera.
Yo a veces bromeo, y con el estilo ese un poco en plan Wayoming de que uno es lo más mundial... Ese estilo cínico de que uno está que se sale de haberse conocido a sí mismo, ya sabes.. Pero que se reincida en sacar cosas sucias de esto ya me cansa demasiado. Además también es mentira de que yo haya estado en su blog todos los días y lo de los caladeros de lectores y toda esa morralla o paranoia. En otros tiempos sí. Y le(s) hacía, por ejemplo, crónicas del programa Madrid Opina. Sobre todo cuando él participaba. Resulta que mis crónicas sí se valoraban. Él el primero, y las agradecía. Pero para el cuento no valgo, vaya, vaya, vaya... Ahora precisamente hacía tiempo que no me pasaba por el blog.
Yo supongo que no toda la gente más o menos privilegiada del periodismo (¿un 0´5 % de la profesión?) vivirá en la paranoia perpetua, que vas a tu aire (lo más sagrado que hay, tu aire) y ya se creen que es que te les vas a llevar el ajuar o algo. A J.C. le importa una higa que la gente se vaya a los blogs que le de la gana. Y a todos los bloggers de El País lo mismo. Te ponen el linck y todo. Lo importante es que sus blogs funciones bien, no donde se vaya la gente cuando le da la gana. Es otra filosofía. En PD andan todos como paranoicos y se piensan las interactuaciones entre ellos mismos un huevo, por si hay Inquisición sumarísima y hoguera.
Por lo demás, yo también soy raro para esto, supongo. Y es que jamás permito que me pise alguien que esté por encima. Si está por encima, con ventaja, sencillamente no se lo permito. Sin más. Sin explicaciones. Sin ninguna duda. Otra cosa es que lo que consiga. Pero eso es otra cosa. Me despreocupa.
Ah, y si alguana vez sientes la necesidad de defenderme de algo, defiéndeme al lado de Saramago y el otro que también te gusta mucho, que ahora no me acuerdo. Con dos pelotas. Y también con la autora de Harry Potter, si hace falta. Para que no me sienta tan solitario en mi defensa... Tenía que ser abogado... Es broma.
Pero Henares es buena gente, ¿eh? Pero a veces se le ha ido la mano. Siempre cn lo mismo. Y es que con mi barroco tiene un trauma. Y con mi imaginación lo mismo. Luego puede decir que se agota o no sé qué de los rococós o que le cansa subir escaleras y que es un prodigio y una maravilla estar honrado con la amistad de no sé quien... Pero eso es como echar un polvo sin amor. Está muy bien. Pero es sin amor. Sin grandeza, Lola, no hay magia. Y la magia jode a quien no la tiene ni la encuentra. Si es la magia de un anónimo, claro, porque si es consagrado hay que aguantarse, y si es posible decir que se le conoce o frecuenta. Sin grandeza todo es vida basura, un ir tirando, te estés forrando o no te estés forrando. Por eso yo quiero mis abismos. He hecho un master de aridez durante un curso, me he pulido, pero ahora quiero ser yo mismo sin que nadie me denigre. Al menos en su blog, que a mí que me vengan a decir lo que quieran al mío me importa una higa. Otros no pueden decir esto. Y lo respeto. Pero que respeten que a mí que me importa una higa que la gente diga en mi blog, que diga la gente lo que le dé la gana. Que digan que tú eres yo y que yo a lo mejor soy el doble de mi hermano gemelo muerto, o el clónico.
Ah, que es muy probable que quien ha firmado aquí con el nick Antonio sea un tipo al que no conozca de nada. Eso de que haya dicho mariquita le ha quedado muy bonito, de guindita rojita. Vamos que yo no estoy aquí en el blog para que me contrate Murdoch. Que la gente diga lo que quiera. La verdad es que a veces creo que a la gente se la cala más sin verla. Llevo todo el rato pendiente de que te tenía que decir una cosa, pero como no me viene no sé ya ni de lo que escribo.
Que tenías mucha razón, hay horarios que son muy malos para los biorritmos.
Oye, Lola, ¿y esa que dice cosas raras de madrugada eres tú? Es que a veces me impresiona mucho. Y no quiero mirar lo de los IPs, que es un rollo. Estoy hecho un lío. Muchas veces no sé con quien hablo. Pero no pasa nada. Al tiempo.
Qué discreto y elegante ecribes donde J.C. Pero aqueí con lo del despendole también me gusta mucho. Lo prefiero, claro. Anda, qeu como me escribieses en plan blog de J.C., me daría la risa...
Ah, sí, ya sé que es lo que quería decirte, por fin...: que es un hecho, una realiad, vaya, que quieres o te flipa o te fascina, o llámalo como tú quieras, lo que yo (más)quiero y es mi parte más auténtica e íntima: mis historias.
Lo que me ha costado...

Anónimo -

jolines este traje no hay quien lo pueda coser.O el patrón es asimétrico, o la PIEZA DE TELA tenía "pata" o la costurera se puso de martinis hasta las orejas.
Mare mía de mi alma, bendita virgen de la Macarena...esto no hay Dios que lo entienda.
Es que ya no se sabe si en la mano que escribe hay cinco dedos con cinco uñas o son cinco uñas con cinco dedos, o son pescuezos con ojos ,pelos..y pi, pi piiii.
Esto no está bien ..vamos que no debería ser así.
Cualquiera con menos luces que el rincón más oscuro de una discoteca, entra aquí,lee ciertas cosas y se coge un complejo de culpa y una cogorza de pena, que puede llevarle a poco menos que a meterse en la bañera,llenarla con el agua de sus lágrimas,y empezar a pensar en una muerte romana.
Que no hombre, que no...que lios mas liados hay por estas carreteras.
¿Quién puñetas es Antoñito el fantastico??'
Yo es que flipo en lunares de chococrispis .Salmorejillos hay por el mundo oiga...
Y que no haya forma de cogerle el hilo a nadie.?

Lola -

Hoy estoy muy blandita, querido Lonely, pero el lunes iré a casa de ese señor a cantarle 40 palabras. Mañana voy a acompañar a mi hijo al Prado, que no le dejan entrar sólo, con 15 años que tiene. Eso me indigna ¿Qué quieren que hagan los chavales? ¿Botellón?
Yo no sólo te acepto, sino que me fascinas, y si ese señor de bigote se leyera 70 veces tus textos, descubriría 70 matices nuevos, porque tienen talento en cada línea. Que se entere. Ya se lo explicaré yo. O si no, que le den por saco, él se lo pierde, que se conserve en naftalina, en el libertad (por los c...) digital.
He pasado muy mal día, porque esta mañana quería escribir y no podía, y me ha dado otro ataque de pacatez.
Estoy recordando que a mis niños les gustan más los cuentos que invento que los que leo, así que me voy a pasar mi propia mano por mi lomo, y mañana será otro día. De la pelea no sale nada bueno. Yo es que tiendo a evitar los conflictos. Ahora, que el Antonio ese me va a oir. No te juntes con malas compañías. Te he oído llamar dos veces a la monstrua comerratas, que seguro que tiene 5 filologías, incluída la clásica, pero un triste puesto en oficina siniestra.
No te disgustes, guapo.

¿Cómo puede pensar que tú y yo sómos tú? Qué tonto, si se tiene que notar mucho cuando yo soy yo.

Anónimo -

Antoñito el fantástico.

Lonely Flipidor -

¿Has visto que alto he llegado, Lola?
Para denigrar mi trabajo tienen que decirme que "lo presente a un concurso provincial de cuentos, que seguro que ¡¡¡LO GANOOOOO!!!" ¡¡¡Que fuerte!!! ¿Tú conoces algún concurso provincial de cuentos interesante? Supongo que Madrid también contará. ¡Estoy tan ilusionado!
Y luego vendrá y me dirá. "no me entiende Ud. bien, Sr. Lonely, lo que quiero decir es que Ud. con sus cuentos no va a ninguna parte y que pierda toda esperanza." ¿No es un tipo magnífico? Es maravilloso. No te parece?
Y luego te ven un día dentro de unos años y te cuentan: "Hombre, pues cuánto me alegro de lo suyo. Aquello de aquel día y del otro y del otro hace unos años fue un empacho de caracoles más qeu nada, sabe, y además debía de tener la tensión un poco alta, ¿sabes? Porque yo siempre creí en ti michíííííísimo y creo que te lo manifesté con creces... y bla bla bla..."
Un beso, Lola.

Lonely Flipidor -

Lola,
que te sirva este nuevo ejemplo para que comprendas que sólo están intersados en la maledicencia y la calumnia.
¡Que todos los comentarios son míos...!
Por tu culpa, Lola, empiezo a dar demasiada envidia y yo te beso todos los dedos de tus pies. Eres todavía más maravillosa de lo que creía.

Por lo demás, que sepas que en mi casa me han dicho que no vuelva, que se lo tienen clarísimo, donde el señor ese periodista que necesita arremeter...

Las broncas son en su blog. Las broncas son su casa. La casa es la personalidad de cada uno. No me necesita. Es su papel. Todos los días tiene con quien montar su bronca y su número.
No le entra en la puñetera cabeza que él tiene que guardar una serie de normas y convenciones que los demás no tenemos por qué guardarlas. Que tenemos todo el derecho a no guardarlas. Que no tenemos la culpa de que el no pueda permitírselo. Pero no nos lo respeta.
¿Cuantas peleas y líos se montan donde J.C? El es así. Y su blog es también así. Y luego dirán que es porque es de literatura y no de política. ¡Pues menos mal! Porque si su blog, Sr. Henares, fuese de literatura habría muertos. No tiene Ud., Sr. Henares, grandeza. Se lo he dicho en su blog. Por eso aquí se lo digo y repito. No tiene Ud. grandeza, que si la tuviera las sofoquinas y las peleas pasarían a un plano secundario.
Pues eso, Lola. Los blogs parecen una nueva dimensión para conocer la sociedad humana. Supongo que cualquier año de estos alguna editorial se interesará por publicarme algo. ¡Cuánto asco me da que quieran darme las dentelladas antes! ¡Cuánto asco! Me siento como un niño sobre el que se puede abusar. Abuso, Lola, abuso. Porque es muy grave, muy grave, no tener grandeza cuando ésta es obligada. No reconocen ni aceptan que haya personas que reconocen y aceptan tu talento. No se lo inventan. Lo reconocen y lo aceptan.
Es muy grave, Lola, no tener grandez.

Antonio -

Los comentarios son todos tuyos Flipante, haciendote pasar por otras personas.

Aqui tienes el comentario de Antonio que esta hasta la coronilla de tus pataletas. Mariquita!

L.F: Me parece que no ha comprendido usted la indirecta. Se lo diré más claro: que bueno, que sí, que estuvo bien que usted se publicitara aquí. Hasta un punto y hasta que ya vale.
Y ya vale.
No he tomado en cuenta algunas lindezas que me ha dedicado usted en su blog, peyorativas y donde se capta un cierto resentimiento por no se que favores no pagados , pero por lo que no paso es por el menosprecio a esta bitácora, cargado de presunción por su parte: "Si lo pusiera ya automatico (el link) como los de El País entonces ya sí que sería demasiado. Y creo que nunca mejor dicho. Sería una competencia como muy dura de roer, y eso que la parroquia de La Marea. por ej., en su mayor parte, si le sacan de la cosa política como que no le llega el oxígeno muy bien".
Esa ha sido su respuesta a mi gesto. Ni la califico. Como no respondo a su bravata. Pero donde decido cortar por lo sano es ante su menosprecio a los miles de lectores de La Marea, a sus comentaristas y a mí mismo. Es grotesco que despues de venirse y pasarse todo el día por aquí a ver que pesca, porque aquí hay caladero, encima nos ningunea y nos desprecia.
Pues mire usted, señor genio, dejenos en paz y váyase usted de una vez por todas y con viento fresco.

P.D. He intentado leer lo suyo. He debido hacer un serio esfuerzo para superar los primeros párrafos. Es un enrevesado fárrago, de tan difícil como inútil lectura , que tendrá un gran público en delirantes que se creen incomprendidos en su genialidad porque de fondo lo que son es imbéciles sin remedio, y para él que, desde lo literario hasta lo personal, cabe un unico calificativo: presuntuoso. Una "paja mental, vamos, y para que nos entendamos. Y entiéndalo usted también como una humilde, personal y , por supuesto, muy respetuosa opinión.

Ah! preséntelo a un premio provincial de cuentos , que seguro que lo gana.
Comentario por Pérez Henares Antonio [Blogger] 15.09.07 @ 11:04


Lonely Flipidor -

Lola,
te propongo una aventura.
Coge el Google, busca La Marea, y donde ponga Antonio Pérez Henares vete.
Léete el último artículo y los comentarios. Sobre un mondadientes de un señor Neanderthal o algo así.
Y cuéntame aquí lo que te salga, con tu mejor sentimiento y voluntad, toda la ecuanimidad de la que seas capaz y sin censura.
Un beso.

Lonely Flipidor -

Lola,
menos lloriquear y autolesionarse el alma. Suelta algo normal, que el ambiente puede ponerse un pelín desasosegante.
Con la imaginación tan y tan infinita que tienes tú, Lola, deberías estar en lo más alto del poder. Y de la gloria, por supuesto.
Un beso. De tu extraño.
Me voy a cuidar un rato.

Anónimo -

Recien descubierto este blog. Leido de pe a pa esto del tren y las marus( lectura speedy gonzalez.. más que suficiente... que hay muchas letras que masticar en esta vida, y el tiempo disponible no se multiplica por nada, y las ganas de hacerlo, a veces tampoco).
Al finalizar el consumo alocado de tanta palabra, todo lo que ha quedado grabado en este "potito" que ahorita mismo es el melón recalentado tras el fluir interminable de tanta y tanta frase y letra , ha sido:
" Alguien tiene un serio problema con las marus de ubres vacunas". Uffff.. Serio problema cuando se tiene sed , pero el agua no está cerca... que decía aquel en una maravillosa canción que se escuchaba esta mañana.
Parece que lo de las marus tiene toda la pinta de que desembocará en un inexistente acoso maniaco-obsesivo por parte de una teta imaginaria.

Este tipo de situaciones se presenta a menudo en individuos a los que se les destetó bien pronto , o que fueron criados desde que vieron la luz , con biberones de Pelargón... (ahora no sé si era esto, pero me importa un mojón , con perdón... que una tiene educación pero a veces cuando se le inflaman las ubres ,ademas de duras , turgentes y apetecibles, por la boca y con mucha educación puede escupir lava hirviente a mogollón).
No es el caso en esta ocasión, porque ni merece la pena cogerse un calentón con alguien que parece que en su vida ha probado lo que es una buena teta.
Sólo decirle que me ha entrado tal "malaleche" que por hoy abandono esta estúpida manía de leer blogs.
Pero sin preocupación.. que como soy terca como una mula , y ha prometido un continuará... voy a tomar nota de esta dirección ,...y en próximas fechas prometo pasarme por acá ,para ver que tal le va con la obsesión.
Uyyy , Uyyy, uyyy... alguien anónimo con más despiste que un pato en un concierto de Chejov le ha dejado un mensaje en el que especula con la auto-lesión espiritual de alguien que piensa en Vd.
Eso pasa por no tener imaginación.
Y mira que lo decía mi abuela:
"Niña, la raza humana no levantará cabeza hasta que la imaginación no llegue al poder"... no era cachonda ni ná mi abuela.

Anónimo -

Mi amiga está otra vez lloriqueando, auto-lesionándose el alma, y pensando en ti.

Lolita -

Me siento muy pequeña a tu lado, me quedo cortada. Glups.
No me extraña que te duela la cabeza, con esas horas tan intempestivas que tienes para escribir. El sueño regular es lo mejor para la salud. Te lo digo porque te quiero bien.
Soy diminuta a tu lado. Escribo directamente, sin borrador, porque ya da igual, ya me conoces.
Ayer le preguntaba yo al otro si existe algúna técnica para inventar. Me contestó el otro, que inventa mucho como tú, que cree que es innato, aunque él utiliza mucho la observación (mirar una ventana e imaginarse lo que hay detrás, por ejemplo), o los sueños, o partir de una idea, como la angustia existencial, y buscar situaciones en las que aparezca.
Como sea innato lo llevo claro, porque no lo voy a conseguir con trabajo.
Cuando empecé a maquetar me parecía imposible que yo pudiera diseñar nada nuevo. Años más tarde, después de trabajar con distintos directores de arte, aprendí que partiendo de una paleta de colores, unas tipografías ad-hoc, y una retícula base cómoda, y sabiendo estructurar la información, podía diseñar lo que se me pusiera por delante. Y lo hice, y me decían que era muy creativa y me premió la profesión.
Pero esto es diferente. Para esto hay que nacer, Flipador.
Saramago es uno de mis escritores favoritos. Me flipó su Ensayo sobre la ceguera, y La Caverna también. Él empezó a escribir muy tarde. Y yo estaba pensando que más vale tarde que nunca, para mí, digo, aunque no llegue a nada.
No tengo inventiva, Flipi. Por más que lo intento. Yo no quiero escribir las memorias de una grupi, ni ser una poetisa ultraísta con seis seguidores colgaos. A mí me gustaría escribir Harry Potter, o Los pilares de la Tierra, y que lo leyeran millones de marujas y niños, y forrarme y divertirme. Pero no va a ser posible. Si es innato es imposible.
Flip, no me hagas demasiado caso en mis amoríos contigo. El anonimato es divertido, y se presta a la farsa. Ni creo que tu hogar esté habitado por el mal, ni soy una comehombres. En realidad soy bastante, muy estrecha.
Me choca mucho que visites el periódico digital ese de La Marea. ¿No serás sacerdote? Tendría bemoles, escribiendo los amores lagartos, je, je.
Hoy peso 66.6 (qué escalofrío).
t q m

Soy la que MÄS te quiere -

Si soy la de antes la que MÄS t-q incondicionalmente, pero que por ello tu me tratas con el látigo del desprecio. No yerres más por Dios que sufres tu y me haces sufrir a mi. No puedo alcanzarte con mis manos y aún así te amo.
El amor es comprensión, yo veo tu esfuerzo y me preocupa no deseo que te enfermes, me llevas mucha ventaja tu sabes que SIEMPRE estoy aquí y allí, pero yo no sé nada y tiene quizá más mérito.
La que MÁS te quiere, ¿quién sino?: Tu Lola.

Anónimo -

Por Un Hogar en los Abismos paso la noche del 14 de septiembre Liberché. Y en La Marea del relato de "Marus" dejó dicho que "le ha puesto a tono a sus años" y que "hacía tiempo que no leía algo tan sutilmente erótico."
Desde estos Abismos todo el equipo de redacción quiere felicitar a Liberché, pues por su comentario damos por hecho que debe tratarse de un macho alfa, de los que deben tener testosterona por barriles, como una vez dijo Marian.
También dejó trasncritas Liberché en La Marea para referirse a "Marus" expresiones como "genial crónica-relato" y que sobre el siguiente capítulo "no duda será de lo más exquisito e imaginativo de nuestro fantástico autor."
Esto ha dicho Liberché, quien ha sostenido con Lonely durante el curso pasado trifulcas y reyertas por la Internet que dejaron más de un blog en coma o muerte clínica y en cuidados intensivos.
La más sonada fue cuando Lonely le dijo a Liberché que al lado de la San Gil él era un cero a la izquierda, porque antes había dicho Liberché poco menos que la San Gil era una traficante de muetos en el País Vasco. Total, que casi el periodista Meneses se quedó sin blog. Se le quedó más de tres días muerto o cataléptico del susto. En aquel blog no se atrevía a entrar nadie. Ahí se quedaron solos Liberché y Lonely, como en los salones del Oeste. Y el veteranísimo corresponsal Meneses suplicándole a Lonely por correo que reconociese que era el más malvado y perillán de toda la blogosfera. Pero no hubo manera. Lonely jamás firmará una mentira o un falso testimonio.
Pasados los meses y con los calores del verano Liberché le hizo variaspropuestas a Lonely para ser su agente literario o su editor con los ahorros que tenía debajo el colchón y en calcetín de más de treinta años. Pero estos proyectos no llegaron a sustanciarse, más qeu nada porque a Liberché le quedaba muy poco tiempo libre entre amenaza y amenaza de conseguir dar con la dirección de Lonely para soltarle más hostias que pelos tenía en la cabeza.
Pues esto es lo que respecta a Liberché que puedo adelantarles por ahora. Por si necesitaban algún tipo de antecedentes o referencia.
Sobre Lonely decir que se pasó todo el curso 06-07 de macarra por las blogosferas. Pero era sólo un chico sin amor, incomprendido y bastante descarriado. Pronto todo el mundo le habrá perdonado.

Yo de nuevo la que más te quiere -

Mi Lounli como que hoy estoy un poco desastrosa pero mejor me despido ya sabes que soy yo.

De nuevo la MÁS que te quiere :) -

Hola de nuevo y sin erratas esta vez si. Otro besiño.

¡La que MÁS te quiere! -

Los comentarios anteriores son míos pero se han ido con erratas, solo te escribo para que no fueras a preocuparte.
Un beso.

La que MÄS te quiere -

Yo de nuevo para desearte buenas noches, me leer todo lo demás que aún no lo he hecho.

¡La que MÁS te quiere ! -

Mi amado Lounli Flipi:

Si ya he leído lo que te ha sucedido con todas las ‘marus’ y no me extraña teniendo esos castaños tan bien colocados que atraen más que el imán, que te sucedan esas cosas mi amado Flipi, yo si que Flipo con tus historias y aunque es cierto que no he ingresado en el hogar, eso no quiere decir que no lo visite porque lo hago muy seguido pero se me complica a veces, coma tres millones de veces. Pero ya sabes que muy lejos no debo de andar, porque me hace falta su calor. Ayer me he comprado una cobija como nube para acomodarme bien pero no te preocupes la he comprado lo suficientemente extensa para que quepas a un ladito por si desearas acurrucarte también en ella que ya hace frío. Y como sabes rondo por él hogar aunque no ingrese y me he encontrado con Charada varias veces cuando salía y también he visto a esa Mari-an y la de más arriba y una Rosa-lía ya sabes que soy muy celosa, pero es normal. He buscado otros chupetes como miel ¡y no los hallo iguales!. ¡Y anda que he dado chance algo más de lustros y decenios.

Pero no es así no más, este hogar no es como cualquier otro y para que veas te he enviado algo de condumio para que no te suceda lo de esa Mar-i-an porque sabes que me preocupo por tu salud. Te lo he dejado escondidito por un rincón del horno (cerca del fuego… siempre...) para que no se acerque el Jerry de Tom con tanta hambre. Te lo he enviado con unos cupidos melancólicos e inofensivos que podrás detectar hasta de soslayo porque rondan gorditos de lo pesados que van con sus flechas a cuestas pero no temas que son los pinchos de bocata con chupete que me han quedado sabrosísimos y ya que te gustan mucho los he sazonado muy bien. Recuerdo como te gustaban en el cole, cuando escribiste aquel artículo que titulaste algo así como: ‘Que nadie nos quite nuestro chupete’:))) No lo he olvidado, no olvido nada, por eso me mantengo cuidando los boquerones y el chocolate a la menta y con queso brie y besitos de miel. mmmm. Me marcho a comer que ya me dio hambre, solo espero no encontrarme en la sopa a esos melancólicos cupidos.

Marian -

Perpleja me ha dejado el relato… yo es que soy poco fantasiosa y necesito leer lo que otros escriben para marcarme el escenario, que se dice. Y, no sé porqué, en un momento la imagen ha pasado directamente del metro al cercanías, sin el imprescindible recorrido de transvase. Que lo mío es poco imaginativo, ya digo. O que no coincidimos en las líneas de uso cotidiano. Ni en el personal.

La imagen, tremenda, de masas informes buscando sitio en un vagón no atestado todavía, me suena al metro… cuerpos que se acoplan a los espacios vacíos, no solo de marus, aunque la imposibilidad de abrir un periódico se compensa con la posibilidad de dejarlo flotando a tu vera en la seguridad de que nunca caerá al suelo.

Luego vienen las cercanías, no menos compactas, pero con esa especie de ballet que provocan los esfuerzos para agarrarse a las barras horizontales diseñadas para gigantes nórdicos. Se aprecia que esté lleno a rebosar, moverte al compás en las frenadas sin temer al descalabro o a la pérdida de los incisivos en el panel de mando.

Pero… ¿Qué línea tiene esa interesantísima liga de marus charlando a todo charlar? Los trenes que yo frecuento, van sobrados de gente semidormida y semi cabreada, y no solo marus, repito. Si hay charleta, poca, es desabrida, tiene por sujeto al jefe inmediato y a veces a la RENFE. Alguna perdida mirada si que me he cruzado, que yo pensé correspondía a etéreo e intrigante ser. Tras coincidir varias veces llegué al conocimiento: era claramente miope sin el preceptivo cambio de gafas (intentaba esconderse tras el periódico) o sin recurso a las progresivas… una ilusión menos.

P.s1. Todo el relato es tan divertido que tengo que decirlo. Le pese a Lola, a la bella Lola, a las anónimas, a las que le quieren y a las que no.

P.s2: Solo he comenzado el relato reptiliano. Lo preveo fascinante. Hoy me recojo, que todavía no me he repuesto de unas cuantas compulsivas carreras con destino primero asustante y ya sosegado. Pero traslados al fin. Y voy a reposar en mi cueva (acabo de descubrir que no tengo viandas ni para hacer régimen… ¡oh cielos!)

Lonely Flipidor -

Gracias por las observaciones, Lola.
He escrito hace un rato un post enorme pero los virus, o algo, me lo han borrado.
Verás, los trenes de cercanías tienen un pasillo en el medio y asientos a los lados, de costado a las ventanillas, como los de largo recorrido. No sé muy bien qué quieres decir. Hace falta siempre un pasillo para doder pasar. Además habrá exteriores cuando avance la acción. Y el metro es un sitio demasiado caótico, poco estético y asfixiante para una historia así. Aparte de ciertas curiosidades que espero saber narrar bien.
Lo de las rosauras, rosalías, los apostamientos y gestos en la barra del bar lo tendré que revisar. Habrá que idear algo par encontrarle la solución. Lo dejé pasar, por pereza, esperando que el personal se imaginase la suya, la solución, por su cuenta. Pero te agradezco mucho que me lo hayas comentado.
Creo que hasta dentro de unos días no continuaré con "Marus." Le he dado algún cepillado y creo que ahora se lee mucho mejor. No todas las frases desfilaban bien y he quedado un poco harto, la verdad. Ya le daré otro algún día. Estas cosas a veces pasan cuando... Pero ahora no me voy a enrollar.
Ahora necesito desconectar.
Sí tengo ganas de imágenes y de cháchara y tal.
Te prometo que el relato no te defraudará. Es un relato que pasó ya el control de calidad, por así decir.
En este momento tengo tengo cierto dolor de melón. Necesito dejar el ordenador.
Y ya sabes que me alegro mucho siempre de que vuelvas.
Un beso también para ti.
Espero que te encuentres muy bien.

Lola -

Locuaz no, que significa que habla mucho o demasiado. Que te expresas divino, vaya, pienso.
Anónimo soy yo, que le doy a publicar y a 2+2 sin poner el nombre. Tonta soy.

Anónimo -

Bueeno... Ya estoy aquííí... Qué mañanita. Comí cocido, al final, más repollo que tocino, pero comí.
...muy interesante, el relato. A mí me daría más miedo con hinchas de fútbol, pero bien, me intriga lo que pasará con la no-maru. Que siga, que siga.
Y ahora, sin ninguna mala intención, y partiendo de que te considero un escritor genial y arrebatador, te diría que no deberías hablar de ferrocarril, sino de metro, pues algunas líneas más abajo hablas de pasillos. Ayer le hacías una señal desde la barra a la moza, y estabas en una silla de ruedas, luego no podías estar apostado en la barra, y al final aparece una tal Rosalía que no sé si es Rosaura, o quién. (Chorradas, son. Me flipan tus relatos, y sabes que me enamoran los defectos entrañables). Locuaz, quise decir cuando dije erudito, y gracioso, eres muy gracioso. Te adoro.

La que t q -

Hola, amor.
Estoy atoradísima, entre dos pucheros, el principal y el de añadir caldo, y tengo que ir al dentista, y a mil recados más. 66.3 kilos. Así he empezado hoy mi diario, que lo empiezo como Bidget Jones. Y después de oir repicar el cocidito toda la mañana, ni lo cataré.
45 minutos, 312 calorías, 15.3 kilómetros, 65 revoluciones por minuto, 22 kilómetros por hora. Son las marcas de la bici estática, a la que me subí a las 8.45, con un canal temático de riguitón en la tele, claro, si no no hay quien lo aguante.
Llevaba un rato inspeccionando mi ombligo, pero resuena el eco más atroz, así que me estoy empleando en la biografía de mi abuelo, el viejo más idolatrado por su nieta que haya existido jamás.
No me temas, que no te voy a perseguir en plan atracción fatal. Habiendo superado la adicción a la heroína, la cocaína, la nicotina, el alcohol y el hash, lo nuestro es bien sencillo, espero.
Y no pienses tampoco que quiero ver a tu negro para saciar un voraz apetito carnal (aunque no estaría mal, la verdad).
Más tarde releeré lo del tren y te digo algo, si es que puedo, porque me comen las tareas, y después me siento despreciable por no haberlas hecho.
El chocolate es recaptador de la serotonina, creo. Produce la misma sensación mental que el enamoramiento. Modérate.
Mis trucos para adelgazar son: beber mucha agua, comer manzanas entre horas, hacer ejercicio, tomar de primero brevajes de verdura y después, ya con el estómago lleno, lo que quieras, que será poco, poco azúcar y mucha sacarina.
Sonoros besos virtuales

curiosisima -

No hay trenes, ni cafés cinematográficos, ni simas abisales donde se pueda esconder tanto ingenio porque deja un rastro inconfundible...
un beso V

Lonely Flipidor -

Lola,
¿por qué te has vuelto tan huidiza y mojigata? Si yo soy un buen chico, mujer. Rarito, pero buen chico. Bueno, muy rarito. Pero no demasiado.
¿De qué me sirve que digas t q. si desapareces?
Tú también creas adicción, perversa.

Lonely Flipidor -

Este relato tiene trama, aviso, y traca y retraca. Y no digo más porque no quiero dar pistas.

Mariam,
me gustaría que comentaras algo de alguna de mis dos últimas historias.
He leido tu correo. Felicidades. Creía que no escribías porque te aburrías. Sobre todo en La Marea, que aquí lo tienes terminantemente prohibido.